Amelia, estaba cansada de su casa, tenía la idea de que estaba vieja y que ya no servía, que se había puesto gris con los años, que se había vuelto fría en invierno y demasiado calurosa en verano, tanto así que sentía que ya no la protegía, a ella le parecía que entre tantos eventos de distinto tipo su casa estaba ya muy usada, se la habían pedido prestada muchas veces, cada vez quedaba más deteriorada y algo siempre terminaba roto, por las ventanas no entraba más la luz como solía ser en otras épocas, incluso le parecía que sus cimientos se habían debilitado y que en cualquier momento se caería.
Una mañana al despertar la miró por completo, recorrió la casa, todas y cada una de sus habitaciones, caminó por los pasadizos y subió los pisos mirando las grietas y el desgaste, que en la casa habían quedado marcados, la observó hasta el último rincón…entonces decidió una cosa…que ya no quería vivir en ella, que buscaría una casa nueva, una quizá más completa, más grande, más bonita, más fuerte, mas casa.
Ella misma buscó la casa nueva, sabía como quería que fuese pero no sabía al final como sería, buscó en muchos lados, vio casas de muchos colores, tamaños, formas, en distintos lugares, casas enormes y chicas, casas y casas, había tantas casas y todas tan distintas unas a otras que en un momento le pareció que el mundo estaba compuesto por muchas casas, en todas las circunstancias y estados como podía existir en la imaginación humana.
Entonces sintió nostalgia por su casa vieja, y se dijo así misma que quizá podía hacer que su casa de siempre se vea mejor y que recuperara el brillo de antes, en ese momento abandonó su búsqueda, regreso a su casa, se paró frente a ella, la miró como aquella mañana en la que decidió cambiarla y entró, poco a poco fue limpiándola y debajo de las capas de tierra y tiempo que cubrían las paredes descubrió muros sin grietas y colores que no recordaba, corrió por los pasadizos y escaleras y vio que aun soportaban su ritmo, abrió las ventanas, dejó entrar la brisa y la luz, vio que aun la guarecía del clima fuera cual fuera, que los eventos la habían hecho una casa sabia, que todo lo roto se podía reparar, entonces ordenó su casa y ésta parecía emerger del tiempo, y concluyó pensando: no, esta no es una casa nueva, pero es mi casa y está fuerte y esta entera.