Extraño el calor del único miércoles que recuerdo,
no lo llamo, no lo intento, ni lo entiendo,
pero regresa a mi sin llamarlo y sin quererlo,
corrompiendo mis sueños sin descanso,
como un intruso que perturba la paz de mi silencio,
conciente del cariño que me niega, yo le olvido,
pero al tentar la suerte de todos los recuerdos,
reconozco muy a mi pesar que hay algo cierto,
que en el intento de olvidar acepto qué he querido,
más aun cuando mi piel estando adormecida,
revive una vez más la tibieza de su cuerpo.