Digo “y”,
porque parecía que algo había quedado, y sí, había,
y tu amor
que asumí infinito me devolvió en recuerdos…
¡y con la
boca abierta!, fantasías dormidas en el tiempo,
y desató los
lazos que sostenían mis sueños atados,
y me volví
loca de ilusión, o más bien de tonta e ilusa,
y te creí
como creíste tú en mí en el pasado,
y llegó tu
venganza, tu revancha justa y descontrolada,
y me arrastraste
hacia ti para mostrarme tu enormes muros,
y los he
visto, en treinta lunas, los he visto todos,
y te
agradezco el haber vuelto a vestirme con tu voz,
y quitarme a
fuerza el bullicio de un sueño sin permisos,
y sí, porque
donde hubo fuego cenizas quedan…
y gracias a
Dios y el Universo, se las lleva el viento.