Será que quiero navegar juntos a tus ríos,
como navegaste tu hace mucho dentro de los míos,
se que no puedo permitirme yo aflicciones,
se que debo contener mis ansias mis anhelos.
Será que quiero un poco de perdón por lo vivido,
un poco de perdón para el herido,
no importa quien lo hirió, ni como se hizo,
la costra en la piel endurecida de su vida.
Un espacio pequeño con mucho que percibir a través de lo que escribo y que aquí dejaré para ustedes...finalmente es sólo un espacio personal para ser compartido.
lunes, 29 de septiembre de 2008
domingo, 28 de septiembre de 2008
Soledad
Yo no tengo campo donde acampar ni morada en que vivir,
yo no tengo mano que me guíe ni amo al cual obedecer,
yo no tengo paredes que escalar ni muros que tumbar,
yo no tengo amor, ni odio, ni paz, ni calma, ni placer,
yo no tengo reglas que cumplir ni normas que observar,
yo no tengo ni espacio ni tiempo para compartir,
yo no tengo algo, ni para ti, ni para mi,
yo no controlo nada, yo no puedo darme libertad.
yo no tengo mano que me guíe ni amo al cual obedecer,
yo no tengo paredes que escalar ni muros que tumbar,
yo no tengo amor, ni odio, ni paz, ni calma, ni placer,
yo no tengo reglas que cumplir ni normas que observar,
yo no tengo ni espacio ni tiempo para compartir,
yo no tengo algo, ni para ti, ni para mi,
yo no controlo nada, yo no puedo darme libertad.
sábado, 27 de septiembre de 2008
sin titulo
Yo tengo un dios mas allá de todos los dioses,
un dios que no condena, ni castiga, ni te ama, ni da pena,
que cada noche me da sin quererlo un poco de su gracia,
y que está en cada uno y en todos los rincones,
de este cuerpo que se flagela en penitencia por su vida.
Yo tengo un dios al que no le rezo, ni doy gracias, ni le pido,
un dios de rostro frío, de sonrisa lúdica, de mirada escondida,
que de cuando en vez te entrega una caricia,
y en cuyas manos he puesto mi ser innumerables veces,
para que haga con el su voluntad aquí, allá y sin medida.
un dios que no condena, ni castiga, ni te ama, ni da pena,
que cada noche me da sin quererlo un poco de su gracia,
y que está en cada uno y en todos los rincones,
de este cuerpo que se flagela en penitencia por su vida.
Yo tengo un dios al que no le rezo, ni doy gracias, ni le pido,
un dios de rostro frío, de sonrisa lúdica, de mirada escondida,
que de cuando en vez te entrega una caricia,
y en cuyas manos he puesto mi ser innumerables veces,
para que haga con el su voluntad aquí, allá y sin medida.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Tu voz
Lo sé ahora...el sueño contigo es eterno y permanente,
como lo es tu voz de aquellas noches de arena blanca,
como lo es tu piel me que ha dejado esperando,
en un rincón de tu ojos un brillo que me hace falta.
como lo es tu voz de aquellas noches de arena blanca,
como lo es tu piel me que ha dejado esperando,
en un rincón de tu ojos un brillo que me hace falta.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Volveré...
"Volveré cuando ya no necesite de alguien para sonreir, cuando no quiera padres ni madres sustitutos, cuando no traiga un dolor a cuestas, cuando no esté huyendo, cuando esté sana, cuando afronte la soledad a solas."
lunes, 1 de septiembre de 2008
Alvaro se va de Viaje
Álvaro se lo acababa de decir… siendo compañeros de trabajo, él le dio la noticia a Silvia sin preámbulos y casi de manera casual, ella no supo qué hacer con esa información, a decir verdad le costó mucho digerirla…Álvaro se iba de viaje por tres meses a la ciudad de Estocolmo, ya había estado algunas temporadas allí, pero ella no lo supo hasta ese momento, después de todo hacía sólo unos meses que se conocieron, cuando Silvia ingresó a trabajar en aquella agencia de publicidad, para encargarse de una de las publicaciones.
Terminó el día de trabajo, Silvia salía rumbo a su casa cuando su compañera Margarita, la detuvo en la puerta diciendo: “Silvia, espera, te comento haremos una reunión de despedida para Álvaro mañana en casa de Gloria, ¿vendrás no? “Si, claro que si, como no” contestó Silvia y continuó su camino, todo estaba pasando muy rápido y en su mente solo repetía: “¡el se va, se va por tres meses!, ¡quizá no vuelva!, él se va y yo nunca le dije nada”.
Llegó a su casa y enseguida se encerró en su cuarto, parecía que necesitaba convencerse a sí misma de lo que Álvaro le había dicho, pues no terminaba de creerlo, se había acostumbrado a verlo todos los días, a almorzar algunas veces juntos, a las conversaciones de la empresa, a su voz al teléfono, a sus gestos, nunca pensó que un buen día él se despediría sin más ni más, por su puesto con la idea de que en el trabajo es mejor dejar lo personal de lado, ella nunca le había contado a nadie acerca de sus sentimientos por Álvaro, pero había vivido los últimos seis meses de su vida fantaseando con él, en como serían sus besos, en salir al cine juntos y hasta había imaginado que él le correspondía solo porque alguna mañana le sonrió al decir “Buenos Días”.
Pasaron las horas, Silvia no cenó esa noche ni vio televisión como era su costumbre, no pudo dormir bien, se despertó varias veces y recordaba lo que pasaba sin poder hacer nada, la ansiedad ya había hecho presa de ella, casi de madrugada y por cansancio logró conciliar el sueño.
Eran las 10 a.m. cuando despertó, y recordó en seguida el día anterior, se dispuso a arreglarse para salir a la calle, pensó que si debía despedirse inevitablemente de Álvaro, él debía por lo menos llevarse un buen recuerdo de ella, a ver si no la olvidaba, así que salió a comprar algo que ponerse esa noche y arreglarse el cabello. Regresó a su casa pasada la hora del almuerzo y al revisar la contestadora vio que había un mensaje, era de Álvaro que le pedía se comunicara con él, su corazón ese exaltó, marcó y contestó él: Hola Silvia, que tal?, “Bien y tu?...seguro que en los preparativos de tu viaje” dijo ella, a lo que el respondió: “Si, exacto, en eso estoy, justo por eso te llamaba, es que estoy haciendo una especie de Agenda de datos y deseo me des los tuyos para no perder contacto, puede ser?” Eso descorazonó a Silvia, pues aunque no había una razón lógica para hacerlo, ella guardaba la esperanza de que él no se fuera, terminó de darle los datos y se despidió.
Terminó el día de trabajo, Silvia salía rumbo a su casa cuando su compañera Margarita, la detuvo en la puerta diciendo: “Silvia, espera, te comento haremos una reunión de despedida para Álvaro mañana en casa de Gloria, ¿vendrás no? “Si, claro que si, como no” contestó Silvia y continuó su camino, todo estaba pasando muy rápido y en su mente solo repetía: “¡el se va, se va por tres meses!, ¡quizá no vuelva!, él se va y yo nunca le dije nada”.
Llegó a su casa y enseguida se encerró en su cuarto, parecía que necesitaba convencerse a sí misma de lo que Álvaro le había dicho, pues no terminaba de creerlo, se había acostumbrado a verlo todos los días, a almorzar algunas veces juntos, a las conversaciones de la empresa, a su voz al teléfono, a sus gestos, nunca pensó que un buen día él se despediría sin más ni más, por su puesto con la idea de que en el trabajo es mejor dejar lo personal de lado, ella nunca le había contado a nadie acerca de sus sentimientos por Álvaro, pero había vivido los últimos seis meses de su vida fantaseando con él, en como serían sus besos, en salir al cine juntos y hasta había imaginado que él le correspondía solo porque alguna mañana le sonrió al decir “Buenos Días”.
Pasaron las horas, Silvia no cenó esa noche ni vio televisión como era su costumbre, no pudo dormir bien, se despertó varias veces y recordaba lo que pasaba sin poder hacer nada, la ansiedad ya había hecho presa de ella, casi de madrugada y por cansancio logró conciliar el sueño.
Eran las 10 a.m. cuando despertó, y recordó en seguida el día anterior, se dispuso a arreglarse para salir a la calle, pensó que si debía despedirse inevitablemente de Álvaro, él debía por lo menos llevarse un buen recuerdo de ella, a ver si no la olvidaba, así que salió a comprar algo que ponerse esa noche y arreglarse el cabello. Regresó a su casa pasada la hora del almuerzo y al revisar la contestadora vio que había un mensaje, era de Álvaro que le pedía se comunicara con él, su corazón ese exaltó, marcó y contestó él: Hola Silvia, que tal?, “Bien y tu?...seguro que en los preparativos de tu viaje” dijo ella, a lo que el respondió: “Si, exacto, en eso estoy, justo por eso te llamaba, es que estoy haciendo una especie de Agenda de datos y deseo me des los tuyos para no perder contacto, puede ser?” Eso descorazonó a Silvia, pues aunque no había una razón lógica para hacerlo, ella guardaba la esperanza de que él no se fuera, terminó de darle los datos y se despidió.
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Bajó del taxi, toco la puerta, ya había algunos compañeros ahí, entró saludó rápidamente y se dirigió hasta la cocina, allí estaban algunas compañeras además de Margarita quien servía algunos trago, Álvaro pregunto: “y chicas ¿qué tal?”, contestando Margarita: “Bien ¿y tu?, ¿emocionado?”, bueno si, claro como no estarlo, después de todo he esperado poder regresar a Estocolmo por mucho tiempo, me habían negado la visa la última vez que la pedí y esta vez todo salio ok dijo él, Margarita no pudo evitar ser curiosa y pregunto: “Y dinos Álvaro, ¿Por que deseas tanto ir? ¿Acaso has dejado algún amor o alguien especial que te espera?”, el no supo como evadir la pregunta, le molestaban las preguntas personales pero disimuló y respondió: “¿Alguien? No, solo mis estudios, nada más”, ellas bromeando dijeron “Si, si ahora le llaman estudios jajaja” y salieron riendo de la cocina.
Álvaro permaneció en la cocina cuando Silvia entro y lo saludó como siempre con un beso en la mejilla, en ese momento él la sostuvo de los brazos, acercándola a él e iniciando una conversación algo extraña para ella: “dime Silvia, ¿me vas a extrañar?” ”Si, mucho” “¿mucho? ¿Cuanto así?” ”Mucho, ya te dije” “¿Qué es lo que más vas a extrañar mí?” ”Todo lo que conozco de ti, pero estás muy raro, suéltame please” “¡No!” “Álvaro no me gustan estos juegos, deja que me quede con un buen recuerdo de ti por favor” “¡que exagerada eres mujer!, bueno esta bien, me voy afuera a ver que pasa.”
El salió de la cocina dejando a Silvia perturbada y decepcionada por completo.
Mucho después Silvia decidió salir a la sala, donde estaban todos y se unió al grupo, Álvaro la miraba desde la escalera, como intentando adivinar como se sentía ella después de ese encuentro en la cocina, era evidente que aun estaba perturbada pues hacía lo posible por no mirarlo, pero él aprovechó un momento de distracción para acercarse lo más posible y hablarle: “dijiste que querías quedarte con un buen recuerdo de mí” …”Si, vas a disculparte imagino”…”no, quiero saber si te puedo dar ese recuerdo cuando termine la fiesta y en otro lugar”
Silvia lo miró ingratamente sorprendida y se alejó de allí, no se fue de la fiesta porque llamaría la atención y nunca ale gustó dar que hablar.
Cuando la reunión llegaba a su fin los compañeros de trabajo pasaron uno a uno frente a Álvaro deseándole suerte y felicidad en su viaje, Silvia hubiera querido evitar el momento y se esperó hasta el ultimo pero finalmente debió cumplir, lo hizo con miedo de que el hiciera algo que la pusiera en ridículo, pero no fue así, el correspondió a las felicitaciones y a los buenos deseos de Silvia sin decir más, así es que ella terminó de despedirse y se retiró.
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Eran las 3 de la mañana cuando sonó el teléfono, Silva saltó de la cama asustada, una llamada a esa hora solo significaría problemas…contestó rápidamente diciendo: “Aló” y escuchó una voz que dijo: “Perdóname”, ella en seguida reconoció la voz de Álvaro… y le contesto: “¿Álvaro te has fijado en la hora?, mira no sé porque te portaste así esta noche, pero esta bien te perdono, ahora voy a dormir que debo levantarme temprano”…..”¡Espera!” dijo el y continuó “no me cortes…quédate conmigo unos minutos”…ella preguntó: “¿te pasa algo?” “Si, pero por teléfono es difícil explicarlo, ¿Puedes verte conmigo ahora en mi departamento? o encontremos en algún lugar ¿si?... Silvia sintió la tentación de verlo, de que por fin pase algo entre ellos, ya había olvidado el mal momento en la cocina de la casa de Gloria…pero lo pensó y le contestó: “no, es muy tarde” él insistió, Silvia por favor, ¿no me perdonas aun verdad?, es eso..... “ya lo olvidé Álvaro solo que es tarde” dijo Silvia, pero el no se daría por vencido hasta que por fin doblegó la poca voluntad que Silvia tenía con él “Bueno esta bien, voy para allá, total me queda muy cerca, nos vemos en 20 minutos” y colgó.
Tocó el intercomunicador de la puerta principal, miraba a todos lado a ver si había alguien sospechoso o algo así, estaba temerosa de estar sola a esas horas en la calle, él no contestó pero abrió la puerta y ella subió hasta el departamento, sabía muy bien donde quedaba por una vez que tuvo que ir por unos papeles que Álvaro olvidó para una reunión importante, la puerta estaba abierta, ingresó y el estaba sentado en un sillón junto a la ventana con una sonrisa de lado a lado, con aires de conquistador o algo similar…ella estaba desconcertada, creía que el podía estar deprimido, al menos esa fue la impresión que le dio al teléfono, pero era evidente que no era así, el se paró pasó por su costado rozándola y cerró la puerta, se acercó por detrás a ella tomándola por los hombros y diciendo “mi querida Silvia, sabía que vendrías, que podía contar con eso”, ella se volvió y mirándolo a la cara le pregunto: “¿De que se trata todo esto?” “tu sabes de que se trata Silvia, por favor no nos contemos cuentos ahora, ya estas aquí así que relájate, suéltate y pasemos un buen momento, ¿qué te parece?” ”Silvia se dio cuenta entonces de las pretensiones de Álvaro y le incriminó: “¡¿Estas loco?! ¿Qué te has creído para hacerme esto? ¿Quien eres tu?, no te reconozco, desde hoy en casa de Gloria eres otro, ¿Qué te pasa?”,
Álvaro con todo el cinismo del que era capaz le contesto: “¡Silvia por favor!, no me vengas ahora con eso, he visto como me miras, las atenciones que tienes conmigo, como te pusiste hoy al decirte que me voy de viaje, sé lo que sientes por mi, solo he querido que nos despidamos bien”, Silvia totalmente indignada se dirigió hacia la puerta y la abrió para irse sin decir una palabra, Álvaro la alcanzó y volvió a cerrar la puerta esta vez de manera un poco brusca, ella lo miró y le exigió que la dejara salir, el hizo caso omiso abrazándola fuertemente y la beso a la fuerza, ella luchó por liberarse y lo logro corrió hacia la ventana intentando abrirla para pedir ayuda, pero esta no se abrió… él se acerco a ella diciéndole: “¡Basta Silvia!, esto es lo que tu quieres lo sé, si te gusta a la mala, si eso te excita más así será”, ella lo miró espantada, no podría creer lo que estaba pasando, intentó esquivarlo cuado él la empujo sobre el sillón y se abalanzó sobre ella sometiéndola con el peso se su cuerpo, ella trató intensamente de gritar pero el lo evitó presionando su cara contra el sillón, trató de despojarla de su ropa, cuando Silvia logró ver sobre una mesa una figura de metal que parecía muy pesada, lo pensó, pues nunca se había visto en la necesidad de defenderse de una agresión pero debía actuar rápidamente, así que logró estirar un brazo por sobre su cabeza y tomar la estatuilla mientras su agresor se empeñaba en desvestirla y finalmente le propinó un certero golpe en la cabeza, Álvaro perdió toda fuerza y calló al piso, hubo silencio, ella lloraba sin hacer ruido, se puso de pie tratando de no tocarlo, no sabía si estaba inconsciente o que, pasaron unos minutos en los que ella lo observó absorta, volvió en si cuando escucho la puerta de otro departamento que se cerraba, volvió a mirarlo y se dio cuenta de la realidad, Álvaro estaba muerto, en seguida cual si se hubiera programado un objetivo, miró a su alrededor, fijándose que la cortina de la ventana estaba cerrada, tenía aun la figura en la mano, la limpio con su falda y la dejo sobre la mesita, tomó su cartera y se acercó al cuerpo lentamente, con total frialdad revisó sus bolsillos, encontró un papel donde éste había apuntado el teléfono de ella, lo puso en su cartera, así mismo encontró el celular de Álvaro y lo guardó, volvió a mirar a su alrededor, se arregló la ropa, se acercó a la puerta, limpió la perilla por dentro y por fuera, y salió del departamento, se fijó en que no hubiera nadie e hizo el menor ruido posible, entró al ascensor, limpió los botones del mismo, bajó y al no ver a nadie tampoco en el lobby, salió del edificio en medio de la noche, asegurándose de no haber dejado ningún rastro suyo en ese lugar…no tomó un taxi….camino y caminó cuidándose de no ser vista, en el camino se deshizo del celular de Álvaro no sin antes estropearlo, siguió caminando hasta llegar a su casa casi al amanecer, fue directo al baño y en el inodoro de deshizo de papel con su teléfono, se dio un baño lavó la ropa que tenia puesta , se bañó y se volvió a vestir para ir al trabajo.
Estaba en un taxi de camino a su oficina cuando pensó, “menos mal que nunca le dije nada de lo que sentía por él, menos mal que en casa de Gloria nadie me vio con él en la cocina, menos mal que no llamé la atención durante la reunión, menos mal que no hubo nadie en la calle cuando llegué al departamento y que nadie supo de aquella vez que fui por esos documentos olvidados”, todo ello le hizo sentir alivio, enseguida elucubró acerca de lo que pudo haber hecho …podía haber llamado a la policía y decir que fue en defensa propia, pero todas esas ausencias que ahora la salvaban la incriminarían luego pues no tenia testigos, no podía hacer otra cosa.…llegó a su trabajo y todo parecía normal al parecer nadie sabía nada aun…fue hasta el medio día que llegaron unos hombres de terno a conversar con los compañeros de Álvaro, ella vio como uno a uno fueron pasando a una salita, cuando le tocó el turno trato de dominar sus nervios, entró y se sentó y lo primero que hicieron fue informarle, ella reaccionó de la manera esperada sin exagerar o minimizar el asunto, le preguntaron sobre su relación con él, a lo que ella contestó que era mas que todo laboral, y sí lo había visto o se había comunicado con el después de la reunión en casa de Gloria, a lo que ella obviamente contestó que no, eso era todo le dijeron y regresó a su escritorio.
Después de terminar con las preguntas todo pareció volver a la normalidad, aun que para Silvia nada sería como antes nunca más, a pesar de que aun no comprendía bien todo lo sucedido pues hacía solo algunas horas sentía pena porque Álvaro se iba de viaje y ahora el estaba muerto, porque él no le dejó otra alternativa.
Los hombres de terno nunca mas volvieron y mientras que todos lamentaban la inexplicable y repentina muerte de Álvaro ella siguió su camino, convenciéndose día a día de que no tuvo otra alternativa, que confesar no cambiaría nada, que nadie le hubiera creído, y que tenía suerte de que nadie sospechara nada, trató de olvidarlo todo imaginando que Álvaro había hecho el viaje que en un momento tanto la entristeció.
FIN
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